-¿De qué quieres charlar?-Preguntó Patrick.
-Me has estado ocultando un secreto, ¿Por qué no eres capaz de
decirme?
Patrick se quedo pensativo, especuló que su Padre ya lo sabía
y lo más probable era que lo regañara.-No tenía el atrevimiento de aun
contártelo.
-Hijo, es algo natural… Todos nos enamoramos.
Patrick cambio de postura trato de no demostrar una sonrisa,
miro a los lados y busco una respuesta rápida y fácil quedar.
-¿Cómo lo notaste…?
-Andas distraído, pensativo, suspiras y no duermes. Antes de
venir aquí se que tenias algo con una chica, con tu amiga… ¿Emma?
-No, no es ella, solo era una compañera de clases.
-Sea quien sea, mujeres hay muchas, no debes estar sufriendo
por una, has me caso, no andes ilusionado. Mañana levántate temprano y ayúdanos
con el plan que tenemos para los Oasis.
El señor Jack se retiro y cerró la puerta, Patrick volteo en
su asiento se acaricio el cabello acostándose sobre el cuaderno pensado en que
tal vez si existían muchas mujeres pero ninguna tan única y especial como su
Abie quedándose dormido en su cama hasta el día siguiente.
Al amanecer estaba lloviendo, abrió sus ojos y entre lagañas
veía las gotas de agua caer sobre el vidrio de la ventana, sintió frio y pensó
que tal vez si estaría como licántropo evitaría un resfriado.
Se coloco una chaqueta y botas rusticas dirigiéndose a la sala
donde le dieron una taza de Café. Dio los buenos días a todos, se sentó en un
mueble mirando a los compañeros de su padre, en silencio se encontraba, soplaba
el café tomándolo a sorbos. Su padre comenzó la “reunión” diciendo que tal vez
los Oasis estaban a la vuelta de la montaña por donde comienza el lago, tal vez
a mas millas de donde estaban ellos. Uno de sus colegas en la noche salió junto
a otro por esos lares, y vieron chozas lejanamente como miniaturas.
Los Oasis y los Licántropos de Hielo; habían sido enemigos
desde hace muchas décadas, Patrick se sabía la historia de memoria, su padre se
sentía muy orgulloso de ella, y se la relata muchas veces como si fuera la
primera vez.
“La
enemistad entre las dos manadas, se debía a un viejo rito de iniciación de los más
jóvenes se sometían a diferentes actividades, donde el grupo de los Oasis, rompió
la tradición, creyendo ridícula y anticuada.
¡Ningún lobo joven debía estar peleando con el
más sabio por honor! La sabiduría se obtenía con los años y la experiencia, y
no por la fuerza.
Ese fue el grito de voz de los Oasis que
muchos años atrás interrumpió un rito de iniciación, atacando a los lobos más
sabios y ancianos matándolos, en el cual existió una pelea entre todos los
lobos. Los oasis no eran los únicos que tenía esa creencia otro grupo llamado
los Zosis, apoyaban este lema. Desde allí los licántropos se separaron en
diferentes pandillas, con diferentes ritos y modo de vida, pero la meta de todos
era la caza… no solo la caza de animales, era la caza de brujas, vampiros y
lobos demonios.
Desde
esos tiempos jamás volvieron a unirse, los Licántropos de Hielo creían enemigos
a todos aquellas bandas como los Oasis que desafiaron las tradiciones, que
destruyeron a los ante pasados que poseían alrededor de 200 años en aquella época.
Seguían al
pie de la letra los rituales que debían realizarse,
muy correctos se creían los Licántropos de Hielo, quienes introducían a los espíritus
de la montaña en aquellos combates de iniciación, (un lobo no era solo una
criatura mitológica, era un ser puro y mágico, donde el hombre se unió a un
animal feroz para combatir al enemigo) “.
-Vamos esta noche un grupo de seis, al campamento de los
Oasis, los atacaremos y tendremos una “solidaria conversación” prepárense; Richard,
leo, reymon, jhon, Yeferson, y yo como jefe de la manada, al medio día
partiremos…
Patrick se retiro dirigiéndose a la entrada de la casa,
sentadose en las escaleras. Empezaba a subir el frio la lluvia había cesado,
pero sabia entre sí, que seguiría la llovizna, sentía en sus entrañas que algo
malo ocurriría, observo las nubes y pensó en Abie, deseo como muchas otras
veces regresar corriendo a su ciudad, pero costaría muchos días, incluso un mes
para poder llegar, no podía dejar el campamento, tampoco tenía para llevar las provisiones
y como humano no podía bajar la montaña, debía ser como lobo para recortar unas
cuantas millas, pero sería una misión que podía costarle la vida.
El señor Jack se despidió de su hijo, junto con la manada, ya
era de medio día y una brisa comenzaba a disiparse, el sol salió con bajo
resplandor. Patrick subió a su habitación pensado una infinidad de cosas,
contaba los minutos, necesitaba matar el tiempo así que dibujo pájaros en el
cuaderno, mordía el lápiz, se sentía nervioso y culpable, todos esos hombres
que partieron a buscar una pelea sin sentido podía regresar hasta muertos, podía
empezar otra pelea de licántropos. Los capitanes habían jurado estar lejos unos
de los otros y acercarse si la situación lo ameritaba, o si alguno de los dos
se mantenía cerca.
Se rascaba la cabeza le sudaban los dedos, la pierna la movía
de forma intranquila, la culpa le corría por las venas, debía decir que él era
aquel lobo que vieron en la cima, pero la idea de hacer el rito de iniciación le
desagradaba, con solo pensar que lucharía con su padre a intensiones de muertes
solo por ser el jefe de la manada…
Pasaron alrededor de dos horas Patrick estaba acostado en su
cama, cuando escucho que uno de los hombres grito:- ¡Allí vienen, bajen todos!,
traigan el botiquín de emergencia. El joven chico se levanto y busco entre el
closet la caja de primeros auxilios, bajo rápidamente por las escaleras, y vio
llegar a los 6, uno tenía la cara rasguñada, otro le faltaba pelaje, uno por
desgracia una pata partida quedando como lobo hasta recuperarse, por suerte el
Jefe no obtuvo ni un rasguño. Atendieron a los heridos Patrick sirvió vasos de
agua escuchando lo ocurrió. –Fue difícil llegar, es algo lejos de aquí, cuando
al fin estábamos cerca habían tres lobos jóvenes practicando combate, los
empujamos y los tiramos al suelo.- Relato una parte Leo.
-Luego nos acercamos a la entrada de la casa, y salió una
mujer, nos gritaba que nos fuéramos de ahí, y nos amenazaba con tirar acido a
nuestros cuerpos.
-No vimos al Jefe de los Oasis, pero otros lobos mayores nos
tacaron y empezó la lucha, eran más que nosotros, y tuvimos que escapar, no
hubo discusión solo querían sacarnos de su habitad. Conto Yerferson que se
encontraba mejor.
Jack estaba furioso y callado mirando al fuego de la chimenea
de la sala.
Una borrasca comenzó a caer oyendo gritos de un hombre afuera
de la casa, Jack salió viendo que era el Jefe de los Oasis, todos se asomaron detrás
de Jack y entre las ventanas, Patrick estaba nervioso, molesto y decepcionado
de si mismo ¿en qué problema grave estaba metido? 0 mejor dicho ¿En qué pelea entrometió
a su manada?
-Que sucede contigo, Viejo Jack, ¿piensas que puedes ir a irrumpir
a mi casa? Desafiar a mi mujer, ¿atacar a mis muchachos? No te metas a mi
campamento, está lejos del tuyo, yo y ninguno de mi grupo ha venido a esta
cochinada de manada, no tenemos por qué estar cerca de ustedes. No vuelvas a mi
campamento si no quieres que haya una verdadera pelea.
-Tú eres el que envió un espía, el primero que se metió en mi
radar, en mis tierras, ese lobo que tienes ¡Blanco joven y negro! Cuida a tus
muchachos, inmundo Jacob.
-¿Lobo blanco y negro? Que inútil eres Jack, olvidaste que
nuestra raza es Marrón, somos oscuros, los tuyos son los de colores claros,
¡vaya que estas mal de la cabeza! Dedícate a los tuyos, tu muchacho está
bastante grande, debería ser el ese lobo a quien describes… Te lo advierto, no
quiero verte en mis lares.
Jacob se dio vuelta convirtiéndose en lobo, corrió desapareciendo
entre la lluvia, todos voltearon a ver a Patrick que estaba a un costado de la
puerta. Jack grito furioso limpiándose la cara de la lluvia:- Maldito traidor,
eres tú, todo lo que has provocado, inútil.
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